Desafortunadamente ante la sana distancia, el estrés forma parte del día a día y se podría volver crónico, por lo cual las hormonas que normalmente son tus aliadas para responder, se pueden convertir en tus enemigas. El sistema nervioso simpático, toma el mando y decide que la energía debe enfocarse en protegerte del peligro, lo cual en conjunto con las fluctuaciones hormonales en desequilibrio, producen problemas digestivos e insomnio, con lo que se agota el sistema inmunológico y facilita el acceso a virus para atacarte e infectarte.

Los médicos reportan que el 75 por ciento de las visitas, están relacionadas con el estrés crónico, de acuerdo con un estudio publicado en Medical Sciences, lo cual provoca que el cuerpo genere sensaciones alarmantes, por ello, la fatiga se hace presente confabulada con el pánico, lo que normalmente se denomina un estado ansioso. Además reduce los niveles de los neurotransmisores, como la serotonina y dopamina, posibilitando que te sientas deprimido, según informes de un artículo publicado por el National Center for Biotechnology Information. Lamentablemente no sólo desencadena enfermedades, también reduce la plasticidad cerebral y las funciones neuronales.

Un nuevo sentido

El nervio vago, situado desde el abdomen hasta el tronco encefálico, puede ser un aliado para que deje de actuar en “modo supervivencia” y que los órganos vitales, vuelvan a la normalidad. Basta con realizar respiraciones profundas, para lograr segregar los químicos, que responden a la alerta y enviar el mensaje al cerebro, que es necesario relajarse. Sólo tienes que inhalar profundamente mientras inflas el abdomen, después sacar el aire lentamente por la boca al tiempo que desinflas el abdomen, como si trataras de tocar la espalda. 10 respiraciones, serán suficientes para relajarte.  Te brindará unos minutos de atención plena.