Todas presentamos miedo y preocupación ante ciertos síntomas, pero hay personas que pierden el control y creen estar enfermas, a pesar de que los resultados a exámenes médicos son normales. Esas son las características frecuentes del trastorno de síntomas somáticos, problema de la salud mental que se cree afecta a aproximadamente el 5 por ciento de la población.

Las mujeres son más proclives a mostrar las señales del trastorno de síntomas somáticos, igual que la gente que padece más de una enfermedad. Además, las personas con antecedentes de enfermedades infantiles, abuso sexual u otros traumas corren más riesgo de presentar el trastorno, así como quienes sufren de depresión o trastorno de ansiedad.

Síntomas

De acuerdo a especialistas de Mayo Clinic, las personas con trastorno de síntomas somáticos se preocupan excesivamente cuando presentan dolor o cansancio, y eso perturba su vida diaria o las lleva a sentir gran malestar emocional. La respuesta del estrés ante estos incómodos síntomas puede ser de mareo, palpitaciones cardíacas, náusea, dolor del pecho o falta de aire, todo lo que puede aumentar aún más los temores. Estas condiciones pueden —o no— atribuirse a una enfermedad diagnosticada.

Los pensamientos, los sentimientos y los comportamientos de este trastorno pueden manifestarse de varias maneras, entre ellas, la preocupación constante de contraer una enfermedad, la interpretación de sensaciones normales como nocivas o potencialmente peligrosas y el temor de que los síntomas sean graves o mortales, pese a que los exámenes o los análisis clínicos planteen lo contrario. De acuerdo al Dr. Craig Sawchuk, del departamento de psicología de Mayo Clinic, es también común que la gente que presenta esta condición crea que las evaluaciones médicas o los tratamientos no fueron adecuados. Otras señales propias son buscar repetidamente anomalías en el cuerpo, investigar síntomas en Internet y acudir con frecuencia al doctor o hacerse exámenes que no alivian la inquietud, sino que la empeoran.

Los síntomas de este trastorno y otros padecimientos afines generalmente van y vienen, pero es posible recuperarse, pues los estudios plantean que entre el 50 y el 75 por ciento de las personas termina mejorando. El tratamiento más eficaz es la psicoterapia, particularmente la terapia cognitivo conductual que, sea individual o grupal, puede cambiar el comportamiento al, por ejemplo, enseñar a resistir el impulso de buscar incansablemente que alguien nos garantice que estamos sanos.