La idea es que tu dieta lleve nutrimentos que optimizarán el sistema inmune, ya que el 80% de él se ubica en tu tracto digestivo. Cuando se encuentra en óptimas condiciones es capaz de detectar a distintos agresores como virus, bacterias, hongos, parásitos y enemigos del tejido sano del organismo.

Apuesta por:

  • Grasas: debes elegir las buenas conocidas como monoinsaturadas y poliinsaturadas, comunes en la dieta mediterránea, que en su mayoría son de origen vegetal, han demostrado su eficiencia para evitar la inflamación, mejorar la salud cardiovascular, proteger a las células del estrés oxidativo, que reduce la eficacia del sistema inmune. Incluso la Organización Mundial de la Salud, recomienda su consumo. 
    Fuente: almendras, cacahuates, nuez, pistaches, nuez de la India, ajonjolí y aceite de oliva.
  • Fitonutrientes: compuestos creados por las plantas, para protegerla de gérmenes, plagas y toxinas ambientales; que tienen propiedades antiinflamatorias y estimulantes del sistema inmunológico, para ayudar a prevenir infecciones e incluso a sanar más rápido, según informes publicados en Journal of Nutrition & Food Sciences. Se han descubierto hasta 40,000 diferentes. Lo ideal es obtenerlos de alimentos orgánicos.

Fuente: leguminosas, frutos rojos, espinacas, kale y cacao, entre otros.

  • Fibra: nuevas investigaciones sugieren que, si es del tipo soluble, puede acelerar la recuperación de las infecciones bacterianas, ya que logra cambiar las células guerreras a células pacificadoras antiinflamatorias, de acuerdo con un estudio publicado en Science Direct. Se disuelve con el agua y forma un material gelatinoso, de acuerdo con Mayo Clinic.

Fuente: cítricos, frambuesas y linaza.

Restringe el consumo de azúcares y comida chatarra, disminuye tu consumo de sal, para disminuir los efectos nocivos de la inflamación que causan. Lo mejor es que le brindarán una nueva variedad a tu dieta.