Ante la relajación de horarios es probable que te levantes cuando el sol ya te pica los ojos, por lo que tu rutina se retrasa y obvio terminas comiendo más tarde de lo habitual.

Alerta

De acuerdo con los investigadores cuando el horario de la alimentación, se establece en horas inusuales, los nutrientes no se metabolizan eficientemente. La melatonina secretada por las noches, podría ser la responsable, pues afecta negativamente los niveles de insulina. En estudios se ha demostrado que si se ingiere el mismo platillo, en la noche o por la mañana, la respuesta a la glucosa es diferente; obvio la más alta concentración se presenta por las noches, lo cual se relaciona a las personas con horarios de trabajo inusuales y que tienen un mayor riesgo de aumento de peso.

Cambiar los horarios de alimentación, también afecta negativamente los niveles de sueño y energía. Es más probable que el fin de semana se lleve una dieta menos saludable y alta en carbohidratos, alimentos fritos y azucarados, que suelen afectar la producción de cortisol, lo cual  impacta negativamente los ciclos del sueño. En ocasiones al sumarle algunas copas de alcohol, el escenario se agrava.

Está demostrado que el cuerpo asimila de forma diferente los alimentos en función de la hora en que se ingieren. Así que piénsalo dos veces, antes de aventar por la ventana tus horarios de sueño y alimentación durante esta cuarentena.

Lo ideal es realizar tres comidas fuertes, con dos refrigerios intermedios, para mantener ágil tu metabolismo y aparato digestivo con la finalidad de nutrirte y evitar el almacenamiento que produce el organismo cuando te saltas las comidas, pues como precaución entran en estado de emergencia y comienza a almacenar. Disfruta platillos con frutas, verduras, cereales integrales, grasas saludables y proteínas para mantener en óptimas condiciones tu sistema inmunológico.