Es un estilo de meditación que ayuda a regular emociones y mejora la concentración. Un estudio publicado en el Consciousness and Cognition Journal, mostró notables cambios, en 24 participantes que recibieron cuatro sesiones de entrenamiento de meditación, al mismo tiempo que otro grupo de 25 personas escucharon un audiolibro. Los resultados arrojaron que ambos grupos mostraron una mejoría en su estado de ánimo; sin embargo, el grupo que meditó tuvo una reducción de la fatiga y en contraste aumentó su concentración.

Si estás listo, para entrar en equilibrio elige, cualquiera de las siguientes opciones:

  1. Calma la mente: siéntate en una postura cómoda, mientras inhalas y exhalas lentamente varias veces por la nariz. Sentirás relajación.

2- Cierra los ojos: sin presionarlos fuertemente, notarás como un cúmulo de pensamientos vienen a tu mente; déjalos que pasen, pero no te enganches y empieces a sacar conclusiones sobre cada uno de ellos.

3- Ánclate: tienes que tener un foco, puedes concentrarte en tu respiración, observa cómo se infla, tu abdomen lentamente, mientras inhalas y como se desinfla al tiempo que exhalas. Poco a poco lograrás estabilizar ese punto fijo, mientras tu respiración adquiere un ritmo cadencioso.

4- Toma conciencia: es seguro que nuevos pensamientos vendrán a tu mente; para que no turben tu concentración, prueba a contar mientras inhalas y exhalas, tu único pensamiento debe estar centrado en el suave sonido de la respiración, mientras cuentas.

5- Retorna al anclaje: si algún pensamiento interviene, vuelve a empezar el conteo desde uno; al principio será desafiante, pero no imposible pues con la práctica lograrás llegar al 10.

6- Para terminar inhala y exhala lentamente, mientras que abres los ojos; sentirás que una calma inusual te invade.