Los cambios hormonales que se desencadenan en cuerpo de la mujer son los principales responsables de la depresión posparto, y por lo regular se presenta en los tres primeros meses de vida y pueden prolongarse hasta que el bebé cumple un año.

Signos de su presencia

A continuación los síntomas más comunes que pueden presentarse:

  • Experimentar tristeza o un gran vacío.
  • Llorar con frecuencia y sin motivo aparente.
  • Dormir en exceso o al contrario padecer insomnio.
  • Problemas en la concentración y olvidar cosas.
  • Perder interés en actividades.
  • Falta de apetito o hambre intensa.
  • Dolores de cabeza frecuentes, estomacales y musculares.
  • Aislarse de la pareja, la familia e incluso amigos.
  • Dudar en la capacidad para atender al bebé.
  • Pensar en dañarse a sí misma o al nene.

Nutrición al rescate

La buena noticia es que al implementar cambios en la dieta, las emociones de desesperanza y demás manifestaciones suelen disminuir drásticamente.

  • Estudios sugieren que si se consume una cantidad adecuada de omega 3 a diario, se reduce el riesgo de sufrir este mal. Incluso se recomienda que desde que se está planeando concebir aumentar la ingesta del ácido graso por lo menos seis meses antes y continuar durante el embarazo. Encuéntralo en salmón y chía.
  • Centrarse en cinco comidas equilibradas a lo largo del día, evitarán que los niveles de azúcar caigan en picada. Cuando son bajos e inestables desencadenan depresión y ansiedad. Lo recomendable es que cada una de ellas contenga carbohidratos complejos, grasas esenciales y proteínas.
  • La serotonina es un químico en el cerebro que se encarga de regular los estados de ánimo, si su nivel es bajo afectará tu humor. El triptófano es vital para que se produzca y hay alimentos que lo contienen como huevo, lácteos y frutos secos.