No sólo se encarga de crear músculos y reparar los tejidos. También existen más razones para incluirla en tu dieta:
- Las dietas altas en proteínas, mantienen estables los niveles de azúcar en la sangre y evitan que sientas esas punzadas de apetito entre comidas, que te hacen querer un pastel de chocolate o una dona, este efecto lo consigue al reducir la hormona grelina. Lo mejor, es que después de comerla sentirás una menor necesidad de ingerir carbohidratos refinados, hasta en un 60 por ciento, según informes de Harvard School of Public Health.
- El cuerpo trabaja con mayor vigor para quemar calorías, hasta un 80 por ciento más, cuando las ingieres y aumenta el metabolismo, lo que se traduce en una mayor pérdida de grasa corporal. De acuerdo con un estudio efectuado por el Departamento de Kinesiología de la Universidad de Georgia, las personas que consumieron una dieta rica en proteínas perdieron 53% más de grasa respecto del grupo que no las ingería.
- Cuando te ejercitas actúa como una fuente de energía; gracias a sus cadenas de aminoácidos, que funcionan como bloques de construcción de tejidos y músculos con una combinación de entrenamiento de resistencia y pesas. De hecho las embarazadas y los deportistas requieren hasta un 50 por ciento más de ingesta de proteínas, de acuerdo a recomendaciones del American College of Sport Medicine y la American Dietetic Association.
- Adicionalmente provocará un aumento en la fuerza y una recuperación más rápida tras el entrenamiento.
Tu puedes elegir si deseas que tu ingesta de proteína sea de origen animal o vegetal. Pero, es importante que la incluyas en tu dieta.