¿Sabías que el intestino está controlado por el sistema nervioso central, en el cerebro y la médula espinal? Posee su propia red de neuronas, en el revestimiento del sistema grastrointestinal, de hecho los especialistas lo consideran el segundo cerebro, de acuerdo con un artículo publicado en Scientific American.

Por ello cuando se generan un episodio de estrés,  el cerebro manda una señal de auxilio al intestino, que obedece a la alerta y comienza a ahorrar energía durante la digestión, por lo que se producen menos proteínas para proteger las paredes intestinales, llamadas mucinas. Si el estrés se prolonga durante varios días, la mucosa intestinal sufrirá alteración y las bacterias buenas de la microbiota, comenzarán a reducirse, mientras las patógenas aumentan; además se genera un bajo flujo sanguíneo y de oxigenación que provocará inflamación y calambres.


Además genera más consecuencia, de acuerdo con los estudios la angustia emocional que provoca el estrés incita a comer alimentos ricos en grasa y azúcar, según reportes de Harvard Medical School. Aunque lo ideal sería que recurras a una opción saludable, como la que obtendrás de los alimentos ricos en omega 3, que además elevan el estado de ánimo; el cual suele decaer por las bajas temperaturas o el distanciamiento social que implica la sana distancia.

Así que incluye en tu dieta almendras, avellanas y nueces de Brasil, que también son ricas en magnesio, que relaja los músculos y baja la ansiedad. Además, reducen el estrés oxidativo y logran, que las bacterias de la microbiota, produzcan sustancias antiinflamatorias, según informes publicados en el Journal Scientific Reports.

Para conservarlas tienes sigue mis consejos:

  • De preferencia guarda en recipientes de cristal y en un lugar donde no les pegue la luz del sol, para evitar que se arrancien rápidamente.
  • No los compres salados o garapiñados, ya que incrementarás su valor calórico.
  • En ocasiones al guardarlos en el refrigerador se humedecen, para devolverles su textura crujiente, tuéstalos en una charola en tu horno. Quedarán deliciosas.
  • Por último si te gusta consumir mantequillas de frutos secos, consérvalas en el refrigerador, pero volteadas. Como lo leíste, debes de cuidar que la tapa sea la que quede sobre la superficie, así cuando la voltees para sacarla, fácilmente se integrará el aceite que se separa con el almacenaje.