Apuesta por la fibra, ayuda a optimizar el tránsito intestinal, por lo que habrá menos probabilidades de adelgazar la mucosa intestinal, incluso evitará tengas otras complicaciones digestivas, como divertículos, síndrome del intestino irritable y hasta hemorroides. Mayo Clinic, sugiere consumir frijoles, avena, linaza, que disminuyen la presión arterial y la inflamación.

  • Integra probióticos, mejoran la absorción de nutrientes, ayudan a descomponer enzimas durante la digestión, fortalecen el sistema inmunológico y crean un ambiente ideal para la reproducción de bacterias buenas en la microbiota, según informes de un artículo publicado en Gastroenterology & Hepatology, the Independent Peer-Reviewed Journal.
  • Hidratación a la alza, es vital pues atrae a las fibras, en conjunto crean volumen, lo que facilita el tránsito intestinal e impide el estreñimiento. No te excedas, entre seis y ocho vasos diarios, es la cantidad sugerida diaria.
  • Restringe los alimentos ricos en grasa, porque provocan que la digestión se ralentice e incluso generan estreñimiento. Esto no quiere decir que saques las grasas totalmente de tu vida; elige las buenas que también poseen fibra y se encuentran en la chía, el aguacate, o el yogur entero que además es rico en probióticos favorecedores de la producción de bacterias buenas en la microbiota, equilibrándola y evitando se irrite el sistema digestivo.
  • No te saltes las comidas, largos períodos de ayuno no son saludables. Lo ideal es comer cada tres horas, lo cual requiere de tres comidas fuertes y dos snacks para mantener optimizado el sistema digestivo.
  • Adiós al estrés, si pasas largos períodos estresado no sólo te sientes angustiado, también pierdes el apetito y se hace más lenta la digestión, lo que desencadena problemas gastrointestinales como estreñimiento, diarrea e incluso intestino irritable. Investigaciones científicas aseguran que meditar, en conjunto con prácticas de respiración profunda, disminuyen la inflamación y equilibran el sistema digestivo.