Para decir que la padeces, debes presentar tres o menos evacuaciones por semana. El estrés e incluso una vida sedentaria, ambos efectos negativos que ha provocado la larga cuarentena, pueden ser generadores de este problema intestinal.
Entre los síntomas que presenta destacan:
- Sensación de que no has terminado de evacuar.
- Dolor al evacuar
- Heces grumosas o duras.
- Sentir que tienes alguna obstrucción en el recto.
Disminuirla e incluso desaparecerla, puede ser una cuestión de alimentación, basta con incluir algunos nutrimentos para olvidarte de este malestar estomacal:
- Ejotes, son una fuente de fibra soluble que forma una textura gelatinosa y arrastra fácilmente alimentos y desechos a través del tracto intestinal. También poseen antioxidantes que evitan la inflamación, otro síntoma común en este tipo de padecimiento.
- Linaza, cuando se hidrata en agua genera mucílagos otro tipo de fibra soluble que agilizar la digestión. Deja por las noches una cucharada en un vaso de agua y añade a tu licuado matutino. Comenzarás a evacuar como un relojito.
- Ciruelas, actualmente es temporada y es fácil encontrarlas, son otra fuente de fibra con propiedades desinflamatorias, por lo que además te olvidarás de la hinchazón que se genera tras largos períodos sentada.
- Alimentos fermentados como el chucrut o pepinillos, son excelentes pues son probióticos que ayudan a equilibrar la microbiota intestinal, por lo que se optimizan las funciones digestivas y es más fácil evacuar, sin complicaciones.
- Aceite de oliva, tomar por las mañanas una cucharadita es ideal para lubricar el bolo fecal y conseguir que atraviese el sistema digestivo sin oponer resistencia. También es posible integrarlo en las ensaladas o verduras. Además es una fuente de omega 3, que es conocido por sus poderes desinflamantes.