¿Sabías que las mujeres somos más propensas a padecerlo? Sus síntomas son evacuaciones menos frecuentes e incluso con dolor, ya que las deposiciones son demasiado duras, aunque en ocasiones también son pequeñas. Si tienes menos de tres evacuaciones a la semana, es un claro signo de estreñimiento. Pero, mal aliento, inflamación, flatulencias, fatiga e incluso dolores de cabeza, son signos de este problema digestivo.
¿Por qué ocurre? El síndrome del intestino irritable y el embarazo son algunos causantes. Sin embargo, una dieta baja en fibra o líquidos, el estrés, cambios de rutina como cuando viajes o incluso aguantarte demasiado para ir al baño, también suelen ser otros detonantes.
Cambiar algunos hábitos en tu vida diaria puede ser de gran ayuda para desaparecer el problema:
- Hazle caso a tu cuerpo y acude a evacuar en cuanto te lo pida tu organismo.
- La hidratación diaria, precisa al menos ocho vasos de agua. Tu cuerpo está compuesto en un 75% del vital líquido, por lo que lo requiere para desarrollar casi todas las funciones del organismo; por ejemplo para producir enzimas y ácidos digestivos que transportan los nutrientes a las células e incluso eliminan toxinas.
- Vigila que ingieras una cantidad adecuada de fibra a diario, los expertos recomiendan entre 20 y 40 gramos al día. Puedes apostar por la fibra insoluble que funciona como un limpiador de los intestinos, se encuentra en alimentos de pieles duras y ásperas como los granos y semillas; búscala en nueces, lentejas, garbanzos y fríjoles. Otra excelente opción es la fibra soluble, la cual forma un gel espeso recolector de los depósitos grasos, en su paso por el tracto intestinal que reduce la absorción del colesterol, además de ralentizar la digestión por lo que sentirás saciedad por un mayor lapso de tiempo, según la Fundación Hipercolesterolemia Familiar, encuéntrala en la avena, chía, linaza y salvado.