Al caminar y conforme crezca será más independiente y además gritará, lanzará objetos, romperá tus delicadas flores, pateará, lanzará la comida e incluso no dormirá mucho. Sí es verdad, hasta el perro correrá a esconderse debajo de la cama en cuanto lo vea aparecer, después del primer año.

Recuerda que ellos te observan todo el tiempo y aprenden de lo que ven, por ello es importante mantener el control. Te vamos a dar algunos tips para que aligeres tu estrés y no explotes a la menor provocación.

Tiempo a solas

Es agotador atenderlo todo el tiempo, necesitas buscar un tiempo a diario para pasarlo a solas. Si puedes plática con una amiga, aplica una mascarilla sobre tu reseco cabello o simplemente sal de casa por unos minutos para disfrutar de un café. Te permitirá recuperar energía para continuar con la desgastante jornada junto a un niño que no se le acaba la pila.

No te salgas de la rutina

Los pequeños las necesitan en sus vidas, porque les brindan seguridad, aunque ya no es un bebé necesita horarios fijos para comer, jugar, dormir y bañarse. Tú eres el adulto, así que necesitas indicarle cuando se terminó el tiempo de brincar y es momento de bañarse para dormir. Al seguirlas conseguirás que se muestre menos irritable.

Recarga baterías

Necesitas dormir entre siete y ocho horas para renovar fuerzas para el día siguiente. Cuando no descansas lo suficiente experimentas problemas con tu estado de ánimo, la memoria e incluso se desencadena ansiedad. Si una tarde duerme la siesta y tú necesitas una, está permitida para ti también, te sentirás llena de vida, aunque sólo tomes 10 ó 15 minutos de descanso.

Busca refuerzos

Tal vez no lo has considerado, pero llevarlo a jugar al parque le permitirá aprender a socializar con otros niños y también lo cansará. Poco a poco disminuirán sus ataques de agresividad conforme descubre cómo comunicar sus sentimientos y le restará energía por lo que regresará a casa tranquilo y cansado.