Se han convertido en parte fundamental para evitar el contagio del COVID-19, en la batalla se requiere lavarlas y desinfectarlas con gel, para que no sean un foco de contagio de virus.
Sin embargo, podrías agredirla continuamente con estas tareas y debilitar su microbioma, además a medida que envejecemos se adelgaza, ya que la grasa también disminuye. Por ello es inminente brindarle cuidados intensivos.
Es una de las primeras líneas de defensa que tiene tu cuerpo, frente a la invasión de virus patógenos, su capa superior ha sido creada para que sea la barrera, por ello no sólo mantiene la humedad, en el cuerpo y te protege de toxinas, rayos ultravioleta y bacterias, de acuerdo con Harvard Medical School.
Potenciales enemigos
No sólo el sol la agrade, también los trastornos inflamatorios de la piel como los que ocasiona la dermatitis atópica, reducen la grasa. Si a esto le añades actualmente el lavado frecuente, el uso de geles desinfectantes, se produce sequedad y daña la superficie. Lamentablemente cuando esto ocurre es más fácil que se agriete o se rasgue, por donde es probable que ingresen los enemigos patógenos.
Afortunadamente el COVID-19 no se infecta a través de la piel, pero si bacterias como el Staphylococcus aureus o Streptococcus pyogenes.
Estrategias eficientes
Tomar ciertas medias pueden disminuir los daños:
- Es importante hidratar tras lavarse las manos o el baño. Emplea un tratamiento untuoso que posee manteca de karité o con ceramidas.
- Cuando las expongas al sol, tanto en la playa como en la ciudad, es vital aplicar un protector solar.
- Consumir abundante agua, al menos seis u ocho vasos al día.
- Incluye frutas y verduras en tu dieta, que también son fuente de hidratación.
- Restringe la ingesta de azucares que producen inflamación.