Sin lugar a dudas este año ha sido desafiante en todos los sentidos. El estrés no sólo ha afectado la calidad del sueño, también la dermis muestra algunos estragos. Estudios han comprobado una conexión entre el aumento de cortisol, que se genera ante largos períodos de estrés, lo cual suele decrecer el sistema inmunológico y producir brotes de acné, eczema e incluso rosácea.

¿Por qué afecta la piel el estrés?

– El exceso de cortisol ataca al ácido hialurónico y daña el ADN celular, como resultado se presentará resequedad, en algunas zonas del rostro y producirá un aspecto apagado, pues se ralentiza el proceso de renovación celular.

– Al decrecer la circulación sanguínea no llegan los nutrientes necesarios a la dermis y la barrera hidrolipídica, por lo que el cutis se deshidrata fácilmente ante los cambios de temperatura y la contaminación.

– Los niveles de cortisol, que se elevan considerablemente cuando te sientes ansiosa, también generan altos picos de azúcar en la sangre, que dañan las fibras de colágeno y elastina, por lo que se marcan las arrugas.

– Se genera adrenalina ante los episodios de estrés, que produce desajustes hormonales y provocan comezón e irritación, e incluso excesiva producción de grasa.

Al rescate

Introducir algunos hábitos en tu rutina de belleza puede mejorar notablemente el aspecto de tu piel:

  • Limpieza a profundidad: sólo tienes que poner a hervir agua en un recipiente, añadir una cucharada de aceite de oliva y unas gotas de aceite esencial de árbol de té. Acerca tu rostro perfectamente limpio al vapor, cuidando de no quemarte, para que purifique tus poros. Rocía después de cinco minutos con agua fría la tez.
  • Repara: prepara una mascarilla de arándanos: que son ricos en antioxidantes y de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Lund en Suecia, protege de la inflamación. Incluso cuando se mezcla con yogur y se comen, ofrece una gran dotación de probióticos a la microbiota y fortalecen las defensas en el organismo. Mezcla un puñado de arándanos con dos cucharadas de leche y añade una cucharadita de agua de hamamelis. Esparce la mascarilla con suaves movimientos circulares y retira después de cinco minutos con agua tibia, desaparecerás la resequedad.
  • No olvides limpiar o desmaquillar tu rostro por las noches antes de dormir, evita hacerlo con agua caliente, que deshidrata.