Seguro tras la creciente cuarentena por el COVID-19 te sientes estresada, desafortunadamente no sólo afecta tu estado de ánimo y decrece tus defensas, también se refleja en el rostro a través de pequeños inconvenientes.
Conoce su evidencias
A continuación el saldo rojo en tu tez:
El exceso de cortisol ataca al ácido hialurónico y daña el ADN celular, como resultado se presentará resequedad, en algunas zonas del rostro y producirá un aspecto apagado, pues se ralentiza el proceso de renovación celular.
– Al decrecer la circulación sanguínea no llegan los nutrientes necesarios a la dermis y la barrera hidrolipídica, por lo que el cutis se deshidrata fácilmente ante los cambios de temperatura y la contaminación.
– Los niveles de cortisol, que se elevan considerablemente cuando te sientes ansiosa, también generan altos picos de azúcar en la sangre, que dañan las fibras de colágeno y elastina, por lo que se marcan las arrugas.
– Se genera adrenalina ante los episodios de estrés, que produce desajustes hormonales y provocan comezón e irritación, e incluso excesiva producción de grasa.
Cómo repararlo
- Purifica tu cutis, sólo tienes que poner a hervir agua en un recipiente, añadir una cucharada de aceite de oliva y unas gotas de aceite esencial de árbol de té. Acerca tu rostro perfectamente limpio al vapor, cuidando de no quemarte, para que purifique tus poros. Rocía después de cinco minutos con agua fría la tez.
- Apuesta por el aceite esencial de rosas, que es ideal para desintoxicar, pero también sirve para relajar, así que al emplearlo matarás dos pájaros de un tiro. Aplica por las noches antes de acostarte.
- Duerme lo suficiente: al menos siete horas lograrán optimizar los sistemas de reparación nocturna, por lo que al despertar tendrás una apariencia radiante. Rocía tu almohada con aceite esencial de lavanda y calmará tu mente y logrará que duermas igual que un bebé.