Tus propios toques y algunos detalles pueden lograr la diferencia entre un escritorio que te ayude a desarrollar tu creatividad o simplemente la anule.

  • No sólo basta un escritorio y una silla, el entorno también debe exaltar tu vena creativa. Es fácil si puedes trasladarte a una pequeña mesa en la cocina mientras tomas un té y ajustas tus ideas, o simplemente un sillón en tu estudio para que logres anotar tus ideas mientras te sientes relajadas.
  • Elementos de la naturaleza, pueden brindarte serenidad. Una planta cerca de tu escritorio o un lindo bouquet de flores, no sólo lograrán que se vea más encantador, también logran aumentar la productividad hasta en un 15%.
  •  Mientras trabajas necesitas pequeñas pausas y sentirte cómoda, lo que se logra si añades objetos que te hagan sentir bien, como fotos de la familia o tu mascota, tus libros favoritos o agendas en tonos pastel.
  • Expándete, ¿cómo? Coloca espejos en la habitación, pero que reflejen cosas bonitas como la ventana por donde se ve el cielo o el difusor que tienes junto a la impresora. La idea es replicar cosas agradables.
  • Uno de los detalles más importantes, debe tener una posición de mando, la cual se logra colocando el escritorio desde una posición en la que se vea la puerta de entrada, para que vislumbres quien entra y sale con facilidad, lo que significa que mantienes un control visual de tu entorno energético.
  • Una mantita en el respaldo, logrará desvanecer el frío cuando tus piernas o brazos se pongan gélidos tras largas horas trabajando en esa oficina.
  • Asegúrate de mantener el orden en la medida de lo posible, pues en ocasiones el caos limita tu producción de ideas. Además será fácil que encuentres archivos o papeles importantes.
  • No olvides levantarte de vez en cuando para descansar los ojos y despejar la mente.