El aislamiento que nos vimos obligados a guardar debido a la pandemia del COVID-19, no fue una situación fácil de sobrellevar. De repente la vida tal como la conocíamos cambio en pocos días. Lo más común era escuchar el silencio en las calles y el bullicio dentro de los hogares.

Ni siquiera voy a hablar de las cuestiones de salud, pero es una realidad que en el mundo se han infectado 175 millones de personas. Perdidas hemos tenido de todo tipo, amigos, familiares y hasta el trabajo en algunos casos.

Por supuesto que también hay una gran cantidad de efectos postraumáticos que han pasado desde insomnio, estrés y hasta por depresión. Sin embargo, también han surgidos cosas positivas como que nos hemos dado cuenta del valor de la familia y disfrutar de los pequeños placeres de la vida.

De acuerdo con investigaciones el 10% de la población experimentan crecimiento pospándemico, termino creado por los psicólogos Richard Tedeschi y Lawrence Calhoun, define como un evento traumático genero un efecto positivo, en diferentes áreas como:

  • Espiritualidad, su vida ha dado un giro positivo profundo que ha renovado su forma de ver las cosas.
  • Descubrieron que hay más posibilidades de las que imaginaban, a pesar de las adversidades. Lo que ha permitido accesar a otros estilos de vida.
  • Agradecimiento, descubrieron que dar las gracias por las pequeñeces o grandezas mejora el estado de ánimo e incluso brinda alegría.
  • Fortalecieron sus relaciones, tal vez perdieron contacto físico o social con gente. Sin embargo, lograron hacer vínculos más fuertes y solidos con familiares y amigos.
  • Pudieron apreciar no sólo las bellezas de la vida, también que son una roca sólida y que ni las tempestades o las mareas lograron hacerles mella. En pocas palabras, descubrieron su fuerza interna y su valor.

No sólo es importante darte cuenta de estos regalos de la vida, es vital nutrirlos. Por lo que es importante meditar, descansar, concentrarse en los aspectos positivos de la vida y compartir.