Cuando sus síntomas no son severos, hábitos saludables se pueden convertir en aliados para disminuir las molestias que presenta. El Dr. Robert Kraichely, de gastroenterología en Mayo Clinic de Rochester, Minnesota, explica cómo afecta el síndrome del intestino irritable al intestino grueso y, a veces, también al delgado.

Las paredes intestinales están revestidas por capas musculares que se contraen y relajan a ritmo coordinado, a medida que van desplazando los alimentos a través del aparato digestivo. En el síndrome del intestino irritable, esas contracciones pueden ser más fuertes o notorias de lo normal, lo que lleva a sentir calambres abdominales y dolor, a medida que la comida, los gases o las heces se desplazan por los intestinos.

En las personas que lo padecen, es importante tener presente que algunos problemas abdominales no se relacionan con este trastorno y pueden más bien ser señales de otro problema subyacente. Los síntomas que en particular requieren atención médica oportuna son los siguientes: sangre en las heces, pérdida de peso rápida o inexplicable, dolor abdominal constante o fuerte, vómito inexplicable, dolor fuerte al tragar o dificultad para hacerlo y un tumor o masa abdominal.

Al rescate

El síndrome del intestino irritable es una afección crónica y los síntomas suelen aparecer y desaparecer con el tiempo. No existe cura, pero los síntomas, en general, se alivian con alimentación, estilo de vida y control del estrés.

Más del 60 por ciento de las personas con síndrome del intestino irritable dicen que los síntomas se relacionan de alguna manera con la comida. No obstante, dado que los síntomas varían considerablemente de una a otra persona, es difícil dar consejos alimentarios específicos que sirvan a todos los que padecen este trastorno.

  • En general, se sugiere comer alimentos con alto contenido de fibra y beber líquidos en gran cantidad.
  • Evitar alimentos y bebidas que contribuyen a la formación de gases y a la hinchazón abdominal, como las bebidas alcohólicas y carbonatadas, la cafeína, la fruta cruda y las verduras como la col, el brócoli y la coliflor.
  • Reducir o eliminar el gluten puede aliviar la diarrea relacionada con el síndrome del intestino irritable.
  • Aplicar técnicas para reducir el estrés y participar en actividades que lo alivien, como yoga y meditación, pueden disminuir los brotes por estrés.
  • Trabajar con un terapeuta o consejero experimentado en el control del estrés, en la atención plena y en la modificación del comportamiento también ayuda a quienes padecen el síndrome del intestino irritable a controlar mejor el estrés y aliviar los síntomas.
  • Realizar actividad física todos los días alivia el estrés, estimula las contracciones normales del intestino y promueve un bienestar general.