El té verde es una fuente de salud. Es un efectivo prebiótico, capaz de lograr que las bacterias saludables de la microbiota prosperen. Fuente de saponinas, clorofila, taninos, flavonoides, minerales y antioxidantes, por lo cual es un gran aliado para mantener en óptimas condiciones el flujo sanguíneo.

Gracias a las catequinas que posee logra reducir la inflamación abdominal. Tiene poderes antimicrobianos selectivos, es decir, sólo elimina los organismos nocivos y no aquéllos benéficos a la microbiota. Se ha comprobado que mejora específicamente la población de bifidobacterias y Lactobacillus, según informes de un artículo publicado en The Journal of Nutritional Biochemistry.

Inicia el día con bríos

Es ideal para empezar el día, ya que desinflama y actúa como un suave laxante que ayuda a optimizar el movimiento de los alimentos en los intestinos, cuando se sufre de estreñimiento, de acuerdo a estudios publicados en el European Journal of Pharmacology. Sin embargo, para mejorar sus efectos, lo ideal es beberlo tibio con el jugo de un limón, al despertar.

Como ya te conté está cargado con antioxidantes como el galato de catequina epigalocatequina que aumenta el metabolismo, agiliza la quema de grasa y reduce el peso corporal. Además de que es como un shoot de energía.

Puede convertirse en el complemento perfecto de un ritual matutino, que requiere una práctica de yoga para estirarse y enderezar la postura, seguida de una meditación para ser más productiva y finalizar con una taza de té verde. Te aseguro que lograrás claridad mental y un estado de alerta.

Así que son algunas de las razones para adoptar a esta bebida como una de tus favoritas. Yo en ocasiones me tomo el té verde mientras realizo mi rutina de ejercicios para incrementar la quema de grasa. Lo mejor es que gracias a su alta dotación de antioxidantes, el cuerpo lo absorbe fácilmente y genera los beneficios.