¿Sabías que la piel es el órgano más grande que tenemos? En efecto, aproximadamente mide dos metros cuadrados y pesa cinco kilogramos. No sólo se encarga de regular la temperatura, también te permite sentir el calor, el frío e incluso el toque de una caricia. Además, es un eficiente sistema de protección en tu cuerpo que actúa como un escudo frente a la radiación solar, contaminación, bacterias, polvo e incluso las toxinas.

La barrera de protección, también funciona como un guardia de seguridad que ayuda a mantener una hidratación adecuada, que se obtiene a través del agua que bebemos diario; sin embargo, es el último órgano en hidratarse, por lo que es necesario humectarla con productos especializados.

Existen factores que pueden alterar o dañar la barrera natural de protección como: la edad, el clima, productos químicos agresivos como detergentes, hidratación inadecuada y duchas con agua caliente por mencionar algunas. Cuando está dañada se producen una serie de problemas que incluyen piel sensible, irritación, inflamación y enrojecimiento.

La deshidratación, es uno de los signos que evidencia que la barrera de protección está dañada. A este proceso se le conoce como pérdida de agua transdérmica y es evidente cuando observas que permanece seca y deshidratada, aunque apliques cremas corporales. En ocasiones se torna sensible por el polvo, la contaminación, el frío e incluso cuando el sistema inmune está débil y se descama, genera manchas rojas y hasta se irrita con facilidad.

Atención precisa

Algunas prácticas en tu rutina de belleza pueden ser las responsables de los estos pequeños problemitas, así que erradicarlas e incluir otros cuidados, pueden beneficiarla sorprendentemente.

  • Evita astringentes intensos, aléjate de aquellos productos que contengan alcohol y ácido salicílico.
  • No utilices limpiadores espumosos, existe la falsa creencia de que los productos que hacen demasiada espuma son mejores y limpian más. Esto es falso. De hecho, un producto que genera demasiada espuma puede contener parabenos y sulfatos que podrían irritar e incluso desbalancear tu pH natural.
  • Atención inadecuada, si tu piel está sensible, reactiva o es delicada, requiere productos adecuados para tratarla. Existen líneas como Sopharma pH5 que cuentan con productos ideales para las pieles sensibles, estresadas o con tendencia atópica; de hecho, cuentan con un tarro de crema sólida efecto mate ideal para cara y cuerpo que ayuda a regenerar y reestablecer las defensas naturales de la piel. Lo mejor es que no sólo la protege, también humecta, brinda elasticidad.
  • Deshidratación, una piel sana viene de adentro, lo que significa que hay nutrientes clave que pueden ayudarte. Nunca equilibrarás la humedad de tu piel si estás deshidratada, así que asegúrate de tomar agua suficiente, entre seis y siete vasos diarios.
  • Cuida lo que ingieres, piel necesita de ciertos nutrientes que son mucho más eficaces cuando se ingieren; las ceramidas y los ácidos grasos se pueden tomar vía oral, lo que ayudará a regenerar desde adentro hacia afuera. Los ácidos grasos son antiinflamatorios, así que son excelentes para calmar malestares como descamación y ardor. Añade a tu dieta pescado, semillas y aceites vegetales, estos restaurarán los lípidos a nivel celular.