Es muy común escuchar que una pérdida de 100 cabellos al día es normal. Sin embargo, tras la pandemia este problema se ha convertido nuevamente en un tópico a seguir, probablemente porque se ha detectado que los pacientes que sufrieron del SARS-Cov-2 mostraron un aumento en la caída del cabello, tras el cuadro infeccioso. La Dra. Ivette Xospa, de Skin Project, comenta: “el Efluvio Telógeno (ET) es una causa autolimitada de caída difusa del pelo, que ocurre generalmente dos o tres meses después de un evento desencadenante, ya sea parto, cirugía, infecciones, patologías, fármacos, dietas, exposición solar, el cual se define agudo cuando dura menos de seis meses”.

Por otra parte en un estudio realizado por dermatólogos de Estados Unidos, Brasil y España, quienes reclutaron pacientes con pérdida de pelo después de la infección por COVID-19, reportaron que había un predominio de afección en las mujeres, el inicio del ET ocurrió en una media de 45 días. Aunque se sabe que el ET agudo típico tarda de tres a seis meses en cesar, se observó la resolución de la mayoría de los casos antes de los dos meses.

Más factores de riesgo

Algunas otras causas de pérdida de pelo son el consumo de algunos medicamentos, entre ellos anticonceptivos orales, andrógenos, retinoides, betabloqueadores, inhibidores de la ECA (enzima convertidora de angiotensina), anticonvulsivos, antidepresivos y anticoagulantes.

El estrés emocional es otro detonante, y la caída en sí misma es una fuente de estrés emocional para el paciente. También ocurre en caso de alopecia androgenética, en la que existe miniaturización de los folículos pilosos, provocando la transformación de pelo terminal en pelo velloso, sin tratamiento los pacientes sufren una pérdida de pelo progresiva. Es más común en hombres que en mujeres.

Tanto el hipertiroidismo como el hipotiroidismo pueden causar efluvio telógeno, otros ejemplos son la insuficiencia hepática, la insuficiencia renal crónica, la enfermedad inflamatoria intestinal; enfermedades autoinmunes como la dermatomiositis, infecciones crónicas como VIH, o sífilis, o trastornos inflamatorios como psoriasis y dermatitis seborreica, son posibles causas de pérdida de pelo.

Mientras que la deficiencia severa de proteínas, vitaminas, ácidos grasos, zinc y la restricción calórica, conducen también a una pérdida de cabello.

Soluciones eficaces

El pilar del tratamiento es corregir el problema subyacente, la causa y eliminar el factor desencadenante. Esto puede implicar el tratamiento de la enfermedad subyacente, descontinuando el medicamento causante en caso de que sea posible  o corrigiendo las deficiencias nutricionales. Por lo que es importante que, al momento de detectar pérdida de pelo, acudan con su dermatólogo.