Para entender la diferencia principal entre la piel de un bebé y de un adulto, es elemental saber qué es la dermis; la capa de la piel encargada de conducir calor, del dolor y del tacto. En un neonato, esta es muy fina y sus estructuras nerviosas y vasculares están desorganizadas; además, sus fibras colágenas son de menor tamaño y sus fibras elásticas inmaduras.

Al nacer, la piel no está en su cresta máxima de protección, por lo que es común observar cómo con el paso de los meses esos toques blanquecinos denominados vérnix con los que nacen los bebés se desvanecen.

En México existe una gran tendencia a desarrollar afecciones de la piel como dermatitis atópica desde la etapa lactante. Puede aparecer por herencia y es necesario diagnosticarla desde las primeras etapas de vida para atenderla. 

Atención precisa a la piel en los primeros meses del bebé

  1. Cuando lo bañes, revisa que el agua tenga la temperatura correcta. Su piel es muy sensible, por lo que lo mejor es utilizar agua tibia. Siempre controla la temperatura con el codo.
  2. Revisa las etiquetas de los productos que utilices para su baño. Es muy importante conocer los ingredientes dañinos, aléjate de aquellos que contengan parabenos, aceites minerales, perfumes, formaldehídos e Isotiazolinonas, ya que está comprobado por la FDA que el uso prolongado de estos ingredientes sensibiliza la piel y podrían agravar el cuadro.
  3. No lo talles, los pequeños tienen una capa sebácea en la piel a la que se le conoce como vérnix; esta es normal. Si la frotas con jabones comunes o con un trapo húmedo, puedes lastimar la dermis por la fricción. Recuerda que esta capa desaparecerá conforme la piel madura en el primer año de vida. Utiliza geles de ducha que no alteren el pH y que no contengan perfumes ni colorantes.
  4. No lo expongas al sol directamente, es verdad que los baños de sol son importantes para un bebé porque así se elimina el exceso de bilirrubina en sangre y permite que absorba vitamina D. El exponerlo al sol no implica hacerlo directamente, se recomienda realizarlo a través de una ventana con la resolana por un lapso de siete a 10 minutos al día antes de las 10 de la mañana y después de las cuatro de la tarde.