Es muy fácil que la mente se deje llevar por las lamentaciones y comience a rumiar negativamente por segundos, minutos y horas. Peligrosamente te resta tiempo de convivencia contigo misma e incluso, involucra en resentimientos.

Esforzarse para satisfacer los intereses de otros, en vez de los propios, se ha convertido en parte de la vida cotidiana, para pertenecer a grupos, dejando la vida personal a la deriva. Pocas veces prestas atención a tus ideas brillantes y te conformas con seguir el flujo de tareas pendientes, que parecen nunca acabar.

¿Te suenan familiares los escenarios? Si estás dispuesta a recuperar tus pensamientos y tu vida, para llevarlos por el camino positivo, necesitas realizar algunas actualizaciones. ¿Lista?

Alerta a tus actividades

Es verdad que existen muchas oportunidades, pero no debes dejarlas pasar todas. El efecto contrario se suscita cuando tienes muchos proyectos o ideas y sólo las comienzas, pero nunca las terminas porque suele ser abrumador prestar atención a tantas cosas al mismo tiempo; lo que crea un compromiso pasivo abrumador, especialmente si eres perfeccionista. Así que mejor anota tus ideas, identifica cuales te iluminan, están alineadas contigo y trabaja sólo sobre ellas y olvida las demás.

Atención a tus pensamientos

El monólogo interno nunca se detiene, por lo regular siempre reprocha: “si hubiera hecho esto”, “no creo poder terminar a tiempo”, “todo es injusto”, la lista podría continuar. Lo primero es hacer un alto, inhalar y exhalar; date un tiempo para evaluar tus pensamientos, porqué te juzgas, qué te hace sentir infeliz o desconectada, qué te lleva al enojo. La idea es notar si tus pensamientos son lógicos o útiles. Al cuestionarte o analizarlos dejarás de ser tan crítico y podrás enfocarte en pensar positivamente y decir: “lo haré”, “las oportunidades vienen a mí”. Como te podrás dar cuenta se trata de cancelar los pensamientos negativos y cambiarlos por positivos.

Cuida tus relaciones

Por lo regular, no hay una estrategia para las personas que dejas ingresar en tu vida; pero, ¿en realidad todas esas relaciones aportan algo? Das demasiado y te sientes despreciada, resentida o enojada. La solución puedes encontrarla al desarrollar relaciones donde escuches, aprecies, ayudes y recibas lo mismo a cambio. Es una relación equilibrada que se convierte en un soporte y te hace sentir feliz.