Para decir que la padeces, debes presentar tres o menos evacuaciones por semana. El estrés e incluso una vida sedentaria, ambos efectos negativos que ha provocado la larga cuarentena, pueden ser generadores de este problema intestinal.

Entre los síntomas que presenta destacan:

  • Sensación de que no has terminado de evacuar.
  • Dolor al evacuar
  • Heces grumosas o duras.
  • Sentir que tienes alguna obstrucción en el recto.

Disminuirla e incluso desaparecerla, puede ser una cuestión de alimentación, basta con incluir algunos nutrimentos para olvidarte de este malestar estomacal:

  1. Ejotes, son una fuente de fibra soluble que forma una textura gelatinosa y arrastra fácilmente alimentos y desechos a través del tracto intestinal. También poseen antioxidantes que evitan la inflamación, otro síntoma común en este tipo de padecimiento.
  2. Linaza, cuando se hidrata en agua genera mucílagos otro tipo de fibra soluble que agilizar la digestión. Deja por las noches una cucharada en un vaso de agua y añade a tu licuado matutino. Comenzarás a evacuar como un relojito.
  3. Ciruelas, actualmente es temporada y es fácil encontrarlas, son otra fuente de fibra con propiedades desinflamatorias, por lo que además te olvidarás de la hinchazón que se genera tras largos períodos sentada.
  4. Alimentos fermentados como el chucrut o pepinillos, son excelentes pues son probióticos que ayudan a equilibrar la microbiota intestinal, por lo que se optimizan las funciones digestivas y es más fácil evacuar, sin complicaciones.
  5. Aceite de oliva, tomar por las mañanas una cucharadita es ideal para lubricar el bolo fecal y conseguir que atraviese el sistema digestivo sin oponer resistencia. También es posible integrarlo en las ensaladas o verduras. Además es una fuente de omega 3, que es conocido por sus poderes desinflamantes.