El colágeno es el mayor componente de tu piel,  se trata de una proteína que también se une a tendones, ligamentos, músculos. Con el paso de los años, la producción de colágeno decrece, por lo que la piel pierde volumen y las arrugas se marcan, además de que aparece la resequedad.

De acuerdo con la edad, es que se generan efectos adversos en la edad:

  • A los 20 años, el proceso de regeneración celular comienza a decrecer. Por lo que la renovación de la piel, también se ralentiza y es más común que las células muertas se acumulan en la superficie.
  • A los treinta la humedad tarda más en transferirse a la dermis, las células grasas también disminuye, por lo que la piel luce opaca y delgada.
  • A los cuarenta, el colágeno y la elastina se trozan fácilmente, como resultado hay menos elasticidad en la dermis.
  • A los cincuenta las glándulas sebáceas se hacen más pequeñas por lo que aumenta la resequedad. Los niveles de estrógeno bajan con la llegada de la menopausia, por lo que la piel lucirá menos tonificada y más seca.

Para evitar que la piel se dañe aún más, es posible incluir algunos hábitos en tu rutina de belleza que serán de gran ayuda:

  • No olvides de incluir el protector solar, ya que los rayos solares suelen dañar la piel y producir envejecimiento prematuro. También asegúrate de no permanecer bajo el sol, en los momentos en que sus rayos son más agresivos que es entre las 10:00 y 16:00 hrs.
  • Un baño de sol de 15 minutos te permitirá producir vitamina D, que es esencial para disminuir las pequeñas líneas de expresión. Sólo recuerda no hacerlo en las horas más agresivas del sol.
  • Hidrátate, el agua es necesaria para múltiples funciones corporales, pero la piel ocupa el 20% de ella, por ello es vital que tomes al menos 8 vasos de agua al día, lo ideal es beberla a temperatura ambiente.
  • Incluye alimentos que sean ricos en colágeno en tu dieta como las leguminosas, pescado, frambuesas, ajo, pollo y cualquier caldo que sea elaborado con huesos de pescado, res o aves.
  • Evita las bebidas alcohólicas, especialmente las que poseen altas concentraciones de alcohol y azúcar, ya que deshidratan y la inflamación que generan rompen las fibras de colágeno.