¿Cuántas veces hemos dicho que no tenemos tiempo para nuestra familia, pero sí pasamos horas frente a una pantalla? En la rutina diaria, la mesa puede convertirse en un refugio, un lugar donde la comida trasciende y los vínculos se fortalecen.
En su 95 aniversario en México, Nestlé presentó la iniciativa “Que la mesa vuelva a unirnos”, una invitación a reflexionar sobre cómo convivimos en el hogar y qué tanto dejamos que la tecnología invada esos momentos. Para darle vida, la marca reinterpretó anuncios icónicos de Nescafé®, Nesquik®, La Lechera®, Carnation® y Dog Chow®, integrando dispositivos en escenas clásicas. El resultado: una especie de espejo que nos muestra cuánto hemos cambiado.
Cifras a considerar
El estudio “Convivencia familiar en las mesas mexicanas” reveló cifras impactantes: 92% de las familias usan pantallas al comer y 6 de cada 10 diferencias surgen por este motivo. Sin embargo, datos esperanzadores señalan que 60% de los mexicanos estarían dispuestos a dejar los dispositivos para priorizar a sus seres queridos.
¿Por qué importa? La mesa es más que un espacio para alimentarse. Es un lugar donde compartimos historias, escuchamos al otro, validamos emociones y construimos recuerdos que se convierten en herencia emocional.
En palabras de los líderes de Nestlé, la mesa es el corazón del hogar, y reconectar con ella es celebrar la vida. Al final, lo que se queda grabado no son las pantallas, sino las risas y las miradas.

Inspiración familiar
“Con la iniciativa ‘Que la mesa vuelva a unirnos’, queremos inspirar un cambio que transforme la manera en que compartimos nuestros momentos más preciados. Es un llamado a priorizar la presencia y a fomentar conexiones auténticas en torno a la mesa. Creemos firmemente que este espacio es el corazón del hogar, donde las risas, las historias y el amor florecen. Juntos, podemos crear un ambiente en el que cada comida se convierta en una celebración de la vida y de los lazos que nos unen”, comentó Ingrid Stowhas, Vicepresidenta de Comunicación Corporativa de Nestlé México.
En un mundo acelerado, comer juntos sin distracciones no es un lujo, es un acto de amor. Apagar el celular puede ser el primer paso hacia una convivencia más auténtica.