Ambos ejercicios son excelentes para mantenerte en forma e incluso, logran que te olvides del estrés y mejoran la calidad de tu sueño. Pero, ¿prefieres elegir uno de los dos? Te revelamos los beneficios que aportarán en tu rutina de cuidado personal, pues difieren en términos de los músculos que trabajan, el impacto en las articulaciones y la quema de calorías.

La natación es un ejercicio de bajo impacto que trabaja todo el cuerpo. Proporciona un excelente entrenamiento cardiovascular al mismo tiempo que fortalece los músculos, especialmente en los hombros, la espalda y el core. Debido a la flotabilidad del agua, nadar es una excelente opción para las personas con dolor o lesiones en las articulaciones, ya que ejerce menos presión sobre las articulaciones en comparación a correr;también es una buena opción para quienes tienen sobrepeso u obesidad, ya que les ayuda a soportar su peso mientras hacen ejercicio.

Por otro lado, correr es un ejercicio de alto impacto que trabaja principalmente la parte inferior del cuerpo. Es una excelente manera de mejorar la condición cardiovascular, quemar calorías y aumentar la resistencia. Correr, además tiene la habilidad de fortalecer los músculos de las piernas, las caderas y el torso;sin embargo, suele ejercer presión sobre las articulaciones, especialmente las rodillas y los tobillos, además, podría causar lesiones de no realizarse correctamente o si el corredor se excede.

En términos de quema de calorías, tanto nadar como correr son efectivos para perder peso y quemar calorías. Pero, correr generalmente quema más calorías por minuto que nadar,convirtiéndolo en un ejercicio más eficiente para quemar calorías.

En última instancia, la elección entre nadar y correr depende de las preferencias personales, los objetivos de acondicionamiento físico y cualquier condición de salud o lesión. Ambas formas de ejercicio tienen sus propios beneficios y se convertirán en una excelente adición a un estilo de vida saludable.